La tarde se abría paso por las persianas entrecerradas. El millar de hilillos de luz que se filtraban, iban tomando tonos rojizos de cansancio. Los estudiantes (afortunados) abandonaban la biblioteca a modo de goteo constante. Poco a poco fueron quedando los más fieles, y Rex se encontraba entre ellos.
El joven informático manoseaba distraído su portátil último modelo, con ribetes verde fluorescente, cuadrícula de modernidad. Sus gafas de pasta iban de la pantalla al pelo de Paris, de Paris a la pantalla, de la pantalla a los labios de Paris, de Paris... Sabía que no la podía amar como ella hacía con él. Pero no le preocupaba. Jamás lo había hecho.
Paris estaba en una nube. Llevaba media hora sin poder estudiar, distraída con los movimientos de Rex, y aplicada en no delatar su distracción. Sus labios escondían sonrisas constantemente. No quería sacarlas. Las guardaba con celo, esperando que fuera él quién las mereciera. Pero no podía evitar tenerlas a punto de caramelo.
A lo lejos, un vaquero cuarentón, un estudiante disecado, un chico con un gorro rojo y un joven tunante distraído, llevaban horas en un corro, planeando el fin del idilio que ambos vivían.
Sonia seguía dormida en la mesa, después de haber sido sometida a tantas emociones. El cuchicheo era constante, irrespetuoso y malintencionado. Era perfecto.
JC: ¿Cada uno tiene clara su parte del plan?- les miraba fijamente a los ojos.
Luis Eduardo: A mi es que me parece un poco aburrido- parecía querer separarse del pequeño sanedrín.
JC: ¡Conrado! - lo agarró del brazo.- Mira Conrado... se que siempre has intentado sabotear mis planes. Y posiblemente tuvieras tus razones. ¡Y seguro que eran legítimas! ¡Seguro!- lo soltó con desprecio. El chico permaneció de pie, frente al vaquero, sin saber como reaccionar.
Aure: Hazlo por mi Luis Eduardo- le miraba suplicante.- Además Martin está de acuerdo.
Martin: (gesto pensativo y compungido, una larga lista que memorizar por delante).
Luis Eduardo: ..... es que.... -
JC: Es que es que.... ¿¡qué Conrado!? Vamos dínos.-
Luis Eduardo: Rex es un poco amigo mío también.-
JC: ¡¡Oh Dios Mío!!-
Aure: ¡Dios tuyo!-
Uno de los estudiantes que todavía aguantaba el tedio, les pidió de malas formas que callaran de una maldita vez. Un asentimiento general entre empollones y disecados siguió a la acusación. El grupo les omitía como de costumbre. Eran perfectos.
JC: Conrado, nunca me has gustado, pero te he respetado. te he pasado por alto muchas cosas pero esto... no sé... si... podré...- la voz le temblaba, visiblemente afectado.
Aure: ¡A mi no me importa! Y a Martin tampoco.
Martin: (gesto pensativo y compungido, una larga lista que memorizar por delante).
Luis Eduardo: Gracias amigo, es que...
JC: ¡Es que nada! Te necesitamos y nos fallas. Tal y como sucedió en los manglares en el setenta y siete. - su mirada se perdió entre los cenagales de Florida.
Luis Eduardo: ¡Pero si yo no había nacido!-
JC: Por eso mismo.
Aure: Que no pasa nada Juan Carlos. Además... ¿Y si Paris se enfada?- la miraba nostálgico.- Parece feliz, no se... -
JC: ¡Chst! No dejes que Conrado contamine tu determinación hermano. Tendremos que pensar un plan alternativo.-
Aure: ¡Vale!- le parecía divertido aquel tipo, y si conseguía hacerle cambiar de opinión, quizás encontraran una forma menos agresiva de hacer que Paris se fijara en él.
No podía evitarlo. Llevaba pensando en ella toda la tarde. Jamás se había sentido así de impotente. Un hormigueo constante que le sacudía el estómago, lo hacía un nudo y lo usaba de balancín con su autoestima. Siempre había sido feliz con su gorro rojo, su bicicleta, y sobretodo por ser el mejor amigo de Martin (al que admiraba). Pero ahora era un desgraciado. Idiota. Idiota elevado a alguna potencia que debería estar estudiando.
Paris miró de reojo a Rex. En solo media hora se irían cogidos de la mano. Su segundo día juntos. Vivía en un torbellino de hormonas y emoción, apenas podía concentrarse.
Rex terminaba de descargar un nuevo simulador de guerra. Deseaba llegar a casa y probarlo. La comisura de su sonrisa intentó contenerse, pero se encontró con la mirada de Paris que creía que sonreía por ella. La chica enrojeció y él terminó de complacerla lanzándole un beso.
Un rostro cetrino lo había observado todo. Juan Carlos ardía de odio.
Aure: Bueno, pronto nos tendremos que ir, y apenas hemos dejado a Martin estudiar.
Martin: (gesto pensativo y compungido, una larga lista que memorizar por delante).
Aure: Ya lo se amigo. Siento haberte distraído para nada.
Martin: (gesto pensativo y compungido, una larga lista que memorizar por delante).
Luis Eduardo: Martin es un buen amigo, es dificil discutir con él.
Martin: (gesto pensativo y compungido, una larga lista que memorizar por delante).
De pronto, el estudiante disecado comenzó a moverse.
El tiempo se paró para los dos chicos que contemplaban atónitos como el chico levitaba. Sus pupilas asemejaban las lunas nacaradas de los dibujos animados. El gesto no tenía nada que envidiar.
La imagen pronto pasó de ser impactante a cómica, cambiando a quimérica y grotesca en cuestión de segundos. El estudiante disecado seguía en la misma postura, agarrado por las axilas por un decidido Juan Carlos que lo alzaba en el aire. El gesto desquiciado y los ojos escapando de las órbitas.
Aure: ¡Pero qué haces con Martin! - ya no le caía tan bien. De hecho, estaba bastante asustado. Sonia pareció percibirlo y despertó con el estudiante disecado justo encima de su cabeza. Le impactó tanto que volvió a dormirse.
JC: Martin me ha hecho el guiño secreto, ÉL si que quiere que terminemos el plan.-
Martin suspendido en el aire: (gesto pensativo y compungido, una larga lista que memorizar por delante).
Aure: ¡No quiere!
Luis Eduardo: ¡Claro que no quiere!
JC: ¡Calla Conrado! ¡¡Calla de una maldita vez o haz tu trabajo!!- el estudiante disecado oscilaba.
Luis Eduardo: ¡Pero Rex me cae un poco bien!
Aure: Rex es asqueroso, pero... no se Juan Carlos... ¡Deja a Martin por favor! ¡Está sufriendo!-
Martin suspendido en el aire: (gesto pensativo y compungido, una larga lista que memorizar por delante).
JC: En tu mano está Conrado.-
Luis Eduardo miró con fidelidad a Aure. Alzó la cabeza viendo al pobre Martin a punto de romperse. Quizás fuera culpa suya todo lo que estaba sucediendo. En su casa siempre decían que tenía la culpa de todo. Por eso habían escogido ese corrector dental tan horrible. ¡Pero tenía 2 bicicletas! Esto último le insufló el poco coraje que necesitaba, y con pasos decididos fue hacia Rex. De pronto, notó un fortísimo impacto en la espalda que consiguió derribarlo.
Aure gritaba desgarrado. Juan Carlos había lanzado a Martin el estudiante disecado de biblioteca contra Luis Eduardo, cuando éste había bajado la guardia. Por suerte no se había partido en dos, pero uno de sus brazos se había doblado de forma grotesca. Paradójicamente ahora apuntaba con su dedo hacia JC en lugar de a la hoja de apuntes. Éste enloquecía de contento.
JC: ¡JAJAJA! ¡Eso no te lo esperabas eh Conrado! -
Aure: ¡Te odio!
JC: Es un precio que tengo que pagar. Algún día entenderás porque hago todo esto.-
Luis Eduardo: Ay... ay...- se levantaba con dificultad, agarrándose la espalda con teatralidad.
Los estudiantes se habían levantado para contemplar la escena. Todos se agolpaban a su alrededor... incluídos Paris y Rex. La pequeña trifulca era la excusa perfecta para poner fin a la sesión de estudio. Esperaban alguna réplica por parte de Luis Eduardo, o que Martin comenzara a resquebrajarse... algo divertido. Aure gritó, Luis Eduardo gritó, JC gritó. Los tres exhalaron la misma orden, dando a conocer su verdadero plan.
JC;Aure;Luis Eduardo: ¡¡Ahora Martin!! -
Martin tirado en el suelo: (gesto pensativo y compungido, una larga lista que memorizar por delante).
Y entonces....
No hay comentarios:
Publicar un comentario