miércoles, 14 de noviembre de 2007

Hst sv5, relato n6

Capítulo 6: La mansión

La mansión roja era un hervidero de gemidos y chasquidos de tendones. Uno de sus sub-capos reclutaba sin cansancio almas mortales para corromper. En pocos días, aquella puerta al infierno se estaba convirtiendo en destino de muchos infelices. Sus cuerpos eran entregados a un rito oscuro en el cual, prestaban su alma a la guerra, buscando no perderse por siempre en el purgatorio. Un doctor desquiciado reía paranoia al comprobar las obras de su compañero. Susurraba por lo bajo a otro de los demonios más importantes de la formación vermelha. El capo, contemplaba todo desde lo alto de las escaleras que presidían el hall. Sus dedos tamborileaban impacientes, reflejando destellos granate por parte de los rubíes incrustados en los mismos. Sus colmillos asomaban manchados de sangre por su mandíbula. Con el AK-47 colgado a la espalda, arrancaba la vida a aquellos experimentos infructuosos que intentaban escapar de aquella pesadilla. Toda esa conmoción se mezclaba con una melodía de JS.Bach. Un Érard del 1777 era tocado con parsimonia por otro demonio con forma humana. Pasaba días enteros entregado a su música, y sólo enfureció en una ocasión, en la cual un compañero vertió sobre su pieza de colección los órganos de una de sus víctimas. Smog tuvo la delicadeza de colgar la cabeza de este imprudente sobre el piano, recordatorio para aquellas cacerías frenéticas de sinrazón. La decoración, era un amasijo de miembros humanos disecados. El olor agrio de cuerpos en descomposición, se mezclaba con el formol que flotaba en el ambiente. Y a ellos les encantaba.

La parte diplomática de la familia seguía pegada al teléfono. Los últimos contactos con Crack, habían resultado más tenso de lo esperado. Todo marchaba según lo previsto. En pocos días dispondrían de sangre suficiente para disfrutar durante meses. Infinidad de cuerpos con los que jugar. Miles de almas que arrastrar al infierno. Levantó la vista al advertir cómo se acercaba con pasos tranquilos su capo.

- ¿Has hablado con ellos Bugsy? – terminaba de comer un bazo cargado de coágulos que saborear. La imagen se le antojaba horrorosa hasta al tercer subcapo de CV. Todos mantenían una distancia de seguridad con aquél monstruo. Y más él, que era el que más parte humana conservaba.
- Dicen que debemos esperar antes de mover ficha. Les gustaría saber si contaríamos con el apoyo de SDC. Ya sabes que no todos aman tanto morir como nosotros. – tragó saliva sabedor de la respuesta que venía a continuación. Mané se inclinó como si quisiera compartir una confidencia con su subcapo.
- Mira amigo. Llevo dos días sin abrirle el pecho a nadie, y me estoy poniendo nervioso. Por mí, se pueden meter por el culo toda su diplomacia. Ya conoces mi estrategia – realmente estaba usando un lenguaje muy suave para lo que acostumbraba. – Más vale, que la próxima llamada sea afirmativa, porque sino lanzaré a estos mierdas corrompidos a devorar sus pelotas de mafioso acomodado. Tradúcele esto a quien quiera que sea el que está al otro lado del auricular. – escupió la cápsula esplénica, y salió de la sala resoplando y maldiciendo. El Dr_Smog contemplaba todo divertido desde la puerta de la sala de comunicaciones. Monecillo, reía por lo bajo una carcajada llena de maldad.
- ¿Escuchaste Siciliano?- Bugsy colgó el teléfono segundos después, aún temblando por la escena vivida.

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